lunes, 1 de octubre de 2012

Los dos líderes del Partido Bolchevique en Octubre


Mucho se ha escrito o se ha dicho sobre quiénes eran los máximos exponentes del Partido Bolchevique durante la Revolución de Octubre, en especial tras la campaña de reescritura histórica que siguió al ascenso y consolidación en el poder de la burocracia soviética, donde trataron, por todos los medios, de eliminar a Trotsky de la historia. La "reinterpretación" llevó incluso a la censura de Octubre, película del conocido cineasta soviético Sergei Einsestein. Pero para no extenderme mucho dejo aquí un extracto del libro "10 días que estremecieron al mundo" (John Reed), que narra los días de la toma del poder por parte del proletariado ruso.

El extracto en concreto trata sobre las condiciones que ponían los mencheviques a los bolcheviques para formar un gobierno de unidad, es bueno fijarse en quiénes indentificaba el enemigo como los mejores cuadros revolucionarios. Sobre la calidad de la fuente dejamos a continuación el prefacio que escribió Lenin para la edición americana de 1919, luego se puede leer el fragmento de Reed al que hacemos referencia.


PREFACIO DE LENIN

A la edición norteamericana

Después de haber leído, con inmenso interés e inalterable atención hasta el fin, el libro de John Reed, DIEZ DÍAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO, desde el fondo de mi corazón lo recomiendo a los obreros de todos los países. Quisiera que ate libro fuese distribuido por millones de ejemplares y traducido a todas las lenguas, ya que ofrece un cuadro exacto y extraordinariamente útil de acontecimientos que tan grande importancia tienen para comprender lo que es la revolución proletaria, lo que es la dictadura del proletariado. Estas cuestiones son hoy objeto de discusión general; pero, antes de aceptar o rechazar las ideas que encarnan, es indispensable comprender toda la significación del partido que con relación a ellas se tome. El libro de John Reed, sin duda alguna, ayudará a esclarecer este fundamental problema del movimiento obrero universal.

V. I. LENIN  (Finales de 1919)

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10 DÍAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO
[Capítulo XI.  El afianzamiento del poder]

Mientras tanto, la conferencia reunida por el Vikjel para la formación de un nuevo gobierno seguía reunida, en sesión permanente, día y noche. Las dos partes habían llegado ya a un acuerdo de principio sobre lo que debería ser la base del nuevo gobierno. La composición del Consejo del Pueblo estaba en vías de discusión y se habían concertado ya las voluntades en torno a un gabinete de ensayo, con Tchernov como primer ministro. Se admitía una importante minoría bolchevique, pero dejando a un lado a Lenin y Trotski. Los comités centrales de los partidos menchevique y socialrevolucionario y el Comité Ejecutivo de los Soviets campesinos resolvieron, sin dejar de manifestarse inquebrantablemente hostiles a la «política criminal de los bolcheviques», no oponer obstáculos a su entrada en el Consejo del Pueblo, «para poner término al fratricida derramamiento de sangre».

Pero la fuga de Kerenski y las asombrosas victorias alcanzadas en todas partes jjpor los Soviets, modificaron la situación. El 16, en una reunión del Tsík, los socialrevolucionarios de izquierda insistieron en que los bolcheviques formasen un gobierno de coalición que incluyera a los otros partidos socialistas; de lo contrario, se retirarían del Comité Militar Revolucionario del Tsík. Malkin dijo:

—Las noticias de Moscú, donde nuestros camaradas caen a ambos lados de las barricadas, nos obligan una vez más a plantear la cuestión de la organización del poder, y al hacerlo así no sólo ejercemos un derecho, sino que. cumplimos, además, con un deber...
Hemos conquistado el derecho de sentarnos aquí con los bolcheviques, en el recinto del Smolny, y de hablar desde esta tribuna. Después de la lucha en el seno del partido nos veremos obligados, si no queréis la conciliación, a pasar de la lucha abierta fuera del Smolny.. . Debemos proponer a la democracia una fórmula de transacción aceptable.

Después de una suspensión concedida para examinar este ultimátum, los bolcheviques volvieron a la sala de sesiones con la siguiente resolución, a la que dio lectura Kaménev:


El Comité Ejecutivo Central considera conveniente la entrada en el gobierno de representantes de todos los partidos socialistas que componen los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos que reconocen las conquistas de la revolución del 7 de noviembre, es decir, el poder soviético, los decretos sobre la tierra, la paz, el control obrero y el armamento de las masas obreras.

El Comité Ejecutivo Central decide, en consecuencia, proseguir con todos los partidos socialistas las negociaciones entabladas acerca de la constitución del poder, e insiste en que el acuerdo deberá establecerse sobre las siguientes bases:

El gobierno es responsable ante el Tsík, que será ampliado a 150 miembros. A estos 150 delegados de los Soviets de Diputados obreros y soldados se agregarán 75 delegados de los Soviets campesinos provinciales, 80 delegados del ejército y la flota, 40 de los sindicatos (a saber, 25 de las diferentes uniones de los sindicatos de toda Rusia, en proporción al número de sus miembros, 10 del Vikjel y 5 del sindicato de correos), y finalmente 50 delegados de los grupos socialistas de la Duma municipal de Petrogrado. No menos de la mitad de las carteras en el gobierno corresponderá al partido bolchevique, entre ellas, necesariamente, las de Negocios Extranjeros, Interior y Trabajo. Ejercerán el mando de las tropas, en los distritos de Petrogrado y Moscú, los delegados de los Soviets de los Diputados obreros y soldados de Petrogrado y Moscú. El gobierno organizará sistemáticamente el armamento dé las masas obreras de Rusia. Se estima indispensable la participación en el gobierno de Lenin y Trotski.

Después, Kaménev explicó:

—El llamado «Consejo del Pueblo» propuesto por la Conferencia habría de constar de 240 miembros aproximadamente: 150 bolcheviques, delegados del antiguo Tsík contrarrevolucionario, 100 miembros elegidos por las Dumas municipales y todos kornilovistas, 100 delegados de los Soviets campesinos escogidos a gusto de Avxentiev y 80 de los antiguos comités del ejército, que han dejado de representar a la masa de los soldados. Nosotros nos negamos a sdmitir al antiguo Tsík y a los representantes de la Duma municipal.
Los delegados de los Soviets campesinos deben ser elegidos por el congreso de campesinos, convocado por nosotros y que, al mismo tiempo, se encargará de elegir a un nuevo comité ejecutivo. La proposición de descantar a Lenin y a Trotski tiende a decapitar a nuestro partido; no podemos aceptarla. Finalmente, no vemos en absoluto la necesidad de tal Consejo del Pueblo; los Soviets están abiertos a todos los partidos socialistas y el Tsík los representa proporcionalmente a la importancia real que tienen entre las masas. . .

Karelin declaró, en nombre de la izquierda socialrevolucionaria, que su partido votaría en favor de la resolución bolchevique, si bien se reservaba el derecho a modificar ciertos detalles, tales como la representación de los campesinos, y pedía que la cartera de Agricultura fuese concedida a los socialrevolucionarios de izquierda. Estas condiciones fueron aceptadas.

Más tarde, en una reunión del Soviet de Petrogrado, Trotski dio la siguiente «respuesta a una pregunta formulada acerca de la composición del nuevo gobierno:

—Y no sé nada de todo eso. No tomo parte en las negociaciones... Pero no creo que puedan tener una gran importancia. . .

Durante la noche, reinó un gran malestar en la Conferencia. Los delegados de la Duma municipal se retiraron. . . .

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