Con
este artículo me gustaría dar una respuesta a las declaraciones del
ministro J.I. Wert de la semana pasada, unas declaraciones que, si no
fuera porque estamos acostumbrados, nos sorprenderían proviniendo de
un liberal como él. En estas declaraciones instaba a "inculcar
a los alumnos universitarios a que no piensen solo en estudiar lo que
les apetece o a seguir las tradiciones familiares a la hora de
escoger itinerario académico, sino a que piensen en términos de
necesidades y de su posible empleabilidad". A esto añadía
lo siguiente: “en algo estará fallando el sistema
universitario si la mitad de los titulados lo son en Ciencias
Sociales”. Lo grave no es ya que venga el ministro de
educación a decir qué es lo que deben estudiar los jóvenes, ya que
desgraciadamente es un pensamiento muy extendido el de “estudiar
para trabajar”, y muchos jóvenes ya hacían esto mismo antes de
decirlo Wert. El problema radica en la ideología tras esas palabras.
Parafraseando al ministro: algo estará fallando cuando se considera
la educación como un gasto y no como una inversión.
A
nadie dentro del gobierno del PP le importan los jóvenes que no
pueden estudiar, que por diferentes razones no puedan hacer frente al
gasto que supone acceder a la universidad, que sólo en el último
año aumentó un 16,7%. El sistema de becas, que representa un pobre
3% del gasto en educación, en la que el gobierno invierte menos del
5% del PIB, no llega a todos los que necesitan de él para continuar
con sus estudios superiores, y las restricciones van en aumento. No.
Al gobierno, a la CEOE y al resto de patas que soportan este sistema
lo único que les importa es que la gente estudie lo que dé trabajo.
Bajo el capitalismo la educación de los jóvenes no tiene como
objetivo más que el formar trabajadores para sus fábricas. Nadie se
preocupó cuando los institutos se vaciaban al acabar la ESO (si no
antes) al abandonar los jóvenes los estudios para trabajar en la
obra, y es que sus constructoras necesitaban peones. No están
preocupados por acabar con el abandono escolar, el tercero más alto
de Europa(27) detrás de Turquía y Malta, hay que tirar del único
sector económico que parece interesarles, el turismo. Hace una
semana Rajoy en la cumbre con Merkel aparentaba estar más preocupado
por los turistas alemanes que por los propios españoles, y para
atenderlos hace falta mano de obra no cualificada. La formación
profesional, lejos de cumplir con lo que anuncia su nombre, en las
condiciones actuales, no sirve para mucho más que rellenar el
curricular. Es necesaria una alternativa real para los jóvenes que
deseen ingresar al mercado laboral, con unas garantías de calidad
que les permita acceder a un trabajo digno desde el principio, y no
unas prácticas muchas veces no remuneradas que sólo valen para
completar el expediente académico. Con todo esto el estado español
vive una contradicción mayúscula: un 55% de paro juvenil con la
generación más preparada de la historia, una más del sistema
capitalista.
Poco importa que “sólo” el 9% de
gente con estudios superiores (la media europea es del 4.4%) esté en
el paro, siendo con ello el grupo social con menos paro, al PP le
sobran universitarios. Poco importa que estemos exportando más
conocimiento que nunca, que los jóvenes empujados por su “afán
aventurero” emigren a países donde sí hay trabajo. Desde un punto
de vista pragmático, estamos regalando dinero de nuestros impuestos
al resto del mundo, la juventud que se ha formado con dinero de los
contribuyentes españoles ahora desarrollará su potencial en el
exterior. Esperemos que en esos lugares encuentren la valoración que
no recibirían nunca aquí, donde I+D no es más que una ecuación
que escapa del dominio del PP. Nadie duda que una fábrica del S.XIX
no podría competir en la economía actual, hay que desarrollar la
tecnología para poder ser competitivos: nuevas máquinas, nuevas
técnicas… en algún momento hay que dejar a un lado el beneficio
para pensar en el futuro. Eso es I+D. La educación no es un gasto
sino una inversión. La investigación es la base para conseguir un
futuro en el que los seres humanos disfrutemos de una vida más
digna, pero este sistema nos pone trabas.
De
todos modos no queda más que preguntar al Sr. Wert qué es lo que
según él deben estudiar los jóvenes. ¿Qué da trabajo hoy en día?
Con la situación a la que nos ha llevado el capitalismo, una crisis
de sobre producción donde cada día se destruye capacidad
productiva, según su criterio (el del beneficio) sobra de todo. Sin
embargo, si aplicamos un criterio más humano, el de las necesidades,
hay muchas necesidades por satisfacer. ¿Sobran licenciados en
Ciencias Sociales?¿En un país con uno de los ratios alumnos/aulas
más altos de toda Europa, por qué no habríamos de necesitar
profesores? Quieren equipararnos a Europa, nos ponen en sus manos a
la hora de hacer recortes, pero no miran igual a la hora de copiar
las cosas buenas, por mínimas que sean. No es de recibo que los
recortes en educación vayan dirigidos al personal docente (ni ningún
otro). Es uno de los muchos ejemplos de los que somos testigos hoy en
día. Ya ni hablemos de Filosofía, Historia, Literatura... no puede
interesarles nada que cree pensamiento crítico. Ellos son más de
mantener el sistema, y a ellos mismos, son unos consumidores
insaciables de abogados que los libren de sus problemillas legales y
economistas y empresarios que sirvan de sustento al sistema
capitalista.
Para
acabar sólo queda hacer apología de una educación digna en la que
basar el desarrollo de la humanidad. Lo más inteligente que podemos
hacer es invertir en nuestro futuro, crear seres humanos libres y
preparados con los que la humanidad pueda avanzar. Hombres y mujeres
libres que puedan llevar hasta el límite su capacidad intelectual y
ahondar en el conocimiento universal. Personas críticas que no se
dejen amedrentar por la sociedad, de forma que nada ni nadie les
impida luchar por un futuro mejor. Un sistema que no permite el
desarrollo de la humanidad es un sistema caduco, y desde luego, no
hay rastro de la época de cuando el capitalismo era sinónimo de
progreso, ahora tan sólo es un obstáculo a superar. Sólo en base a
un sistema socialista, donde prime el interés de la mayoría es
posible ya conseguir el desarrollo de la humanidad.
Escrito por L. Correa
Escrito por L. Correa
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